Atapaneo

Sin duda, de las cosas más hermosas que tenemos en Atapaneo, es su gente.
-Walter Arón García Rosas, Jefe de Tenencia.



Atapaneo


Conoce un poco de nuestra cultura.

EL TIEMPO desdibuja lo que una generación y otras, a su paso, construyen y pintan un día y muchos más. Solo quedan pedazos de estampas con sus recuerdos, historias incompletas y suspiros por las muchas horas del ayer consumidas en un rincón del mundo.


Hace años, cuando la gente asomaba desde las ventanillas de los furgones, en el ferrocarril, o en autobuses y automóviles, aparecía, señorial, el casco de la Hacienda de Atapaneo; aunque rota e irreconocible, con su historia pasada, sus rumores y sus silencios escondidos en los paredones manchados y ranurados por las caricias y rasguños del sol, la lluvia, el aire, el tiempo.


Uno pensaba en la vida hacendaria, en las familias que eran dueñas de latifundios, producción, dinero y poder; pero también imaginaba a los capataces, a los jefes, a los caciques, a aquellos que, muchas veces, abusaban de la confianza de sus patrones y controlaban a los peones libres y a los jornaleros acasillados, sometidos a horarios, excesivos de trabajo, a castigos ejemplares y severos, a caprichos, desde el amanecer hasta que oscurecía, ante la ausencia de días alegres y la presencia de las sombras que significaban sus deudas y las tiendas de raya que los encadenaban y condenaban a sus descendientes a repetir historias de explotación y miseria, dentro de la compleja prueba de la coexistencia que implicaba aquel esquema de producción.



Galería de fotos, próximamente.